Cuento de Navidad. El traje

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El sonido de una campanilla se coló por la ventana abierta de la casa y despertó al hombre, entrado en años, que dormitaba en un sillón. Pensativo, miró en silencio el fuego en la chimenea e hipnotizado por el tintineo que volvía a sonar en la calle y se hacía más presente, se levantó despacio, y caminó sin un rumbo fijo. Al pasar por la cocina vio a su mujer trajinando con los platos y no pudo evitar robar un pastelito que se caía de uno al que ella vertía chocolate.  Ella lo miró risueña, dejó el cazo sobre la encimera y se le acercó.

—¡Qué goloso eres! —exclamó a la vez que le quitaba las migas que habían caído en la solapa de su bata. Le dio la vuelta y lo expulsó de allí con un empujoncito—. Y vístete… ¡Date prisa!

Lo acompañó sosteniéndolo por los hombros, y él, sin saber muy bien, se dejó guiar. En la gran habitación un traje rojo con esponjoso ribete blanco estaba dispuesto sobre la cama y unas gruesas botas invitaban, desde el suelo, a calzarlas. El hombre miró extrañado el traje y perplejo se dirigió a su mujer.

—¿Quieres que me ponga esto?

—Claro, es lo normal —contestó ella retirándole el batín—. Venga, yo te ayudaré. Rudolph te espera fuera.

—¿Rudolph? ¿Y a dónde iré vestido así?

—Pero Nicolás… ¿Otra vez?

El hombre se sentó, junto al traje, entristecido. No recordaba qué tenía que hacer y se sentía tan perdido dentro de su propio cuerpo y pensamientos que se le escapó una lágrima y después le siguieron otras. Allí encogido parecía un niño al que le da miedo todo y solo busca la mano de aquel que lo sostiene al mundo. La mujer lo observó melancólica. Se le veía tan desvalido, casi encorvado y su piel antaño tersa, parecía contener todas las arrugas del mundo.

—No estés triste —lo animó—. Puede que ahora no lo recuerdes, pero este traje es mágico. Cuando te lo pongas sabrás quién eres.

Animado por esas palabras el hombre se empezó a vestir. Miró desconfiado la cintura del pantalón y pensó que se perdería en él. De reojo vio a la mujer que le asentía con la cabeza y obedeció. Con lentitud se puso aquellas prendas extrañas. Finalmente se ajustóSANTA CLAUS TRAJEimages traje santa el gran cinturón que rodeaba su cintura y se miró al espejo. Vio cómo su barba crecía y encanecía, a la vez que su cabello, hasta tintarse de un blanco casi luminoso. Su cuerpo se había adaptado al traje y le quedaba como un guante. Mientras miraba su imagen regordeta reflejada en el espejo, sin saber cómo, su mente se inundó de recuerdos. Se vio surcando el cielo en un trineo mágico tirado por nueve renos; repartiendo felicidad, cargando un saco fantástico, prodigioso, repleto de juguetes y regalos. Con estupor evocó cómo se podía convertir en humo y bajar por las chimeneas o entrar en las casas por los lugares más insospechados, para cumplir los deseos de miles de niños de todas las edades.  Pero aquella sensación de estar perdido en su memoria no se le olvidó y pensó que muchos viejitos como él, si salían a la calle, podían perderse y no encontrar el camino de vuelta a sus hogares al no tener un traje mágico.

Su mujer lo observaba a cierta distancia e intuyendo sus pensamientos se le acercó. Quiso decirle muchas cosas, pero la emoción se le atrancó en la garganta y solo pudo abrazarlo. Se acurrucó en su pecho y le dijo muy bajito.

—Yo velaré tus recuerdos… pero hoy, esta noche es de alegría. Contra el olvido solo nos queda el amor.

Nicolás pensó que era afortunado porque cuando uno se pierde o simplemente se va hay otros que lo piensan y lo recuerdan y así uno nunca se va del todo.  Ahora lo entendía, esa era la verdadera magia.

En ese momento la escena se rompió. Un pequeño duendecillo vestido de color verde entró corriendo en la habitación y volteándose en el aire no dejaba de exclamar:

—¡Ya es la hora! ¡Ya es la hora!… ¡Ha llegado la Navidad!

christmas-2945213_960_720Si la noche mágica que precede al día de Navidad piensas que no sabes que haces ahí, mira bien a tu alrededor. Puede que sea como siempre, puede que no…

La magia está en construir momentos que enriquecen los recuerdos. ¡Feliz Navidad!COR CON NR

Nota de la autora: Este cuento forma parte de una colección de Cuentos de Navidad registrado en SafeCreative

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4 comentarios en «Cuento de Navidad. El traje»

  1. Jo, Nuri, es precioso. Me ha pillado en la pelu y ando aguantándome las lagrimillas. Y eso q soy poco llorona.

    Gracias.

    Un besazo y felices fiestas.

    Enviado desde mi iPhone

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